Analizan expertos la creación artística

25.2.12

Rendición de Breda

En este lienzo se representa el instante en el que el general holandés, Justino de Nassau, entrega las llaves de la ciudad holandesa de Breda al general español, Ambrosio de Spínola. El hecho histórico que evoca el cuadro sucedió el 2 de junio de 1625.
La rendición de Breda, Velázquez (1634-35) óleo sobre lienzo, Museo del Prado
La escenificación que Velázquez hace en esta obra está inspirada en el teatro, en la obra de Calderón titulada “El sitio de Breda”, y en concreto, en el pasaje en que Ambrosio de Spínola dice al recibir las llaves: Justino, yo las recibo y conozco que valiente sois, que el valor del vencido hace famoso al que vence.
El centro de la composición está ocupado por el encuentro de los dos generales y la entrega de las llaves. Este es el motivo fundamental del cuadro y todos los otros elementos contribuyen a resaltarlo. El caballo, las lanzas y los grupos de soldados que ocupan el primer plano sirven como barrera óptica para impedir que la mirada del espectador se pierda en el fondo de paisaje.
La composición se cierra a la izquierda por el caballo, que nos da la grupa y nos introduce en el cuadro con su escorzo, y, a la derecha, por el soldado de espaldas vestido de marrón claro. Todo esto hace que la mirada se dirija al tema principal, la entrega de las llaves, que ocupa el centro geométrico del lienzo, en el lugar exacto donde se cruzan las diagonales.
Además, los brazos de los generales trazan a su alrededor un círculo oscuro que hace destacar las llaves sobre la zona luminosa, que se encuentra inmediatamente detrás de ella, y sobre los uniformes de tonos claros que visten los soldados del segundo plano en contraste con las gamas de ocres y pardos que dominan el primero. Velázquez pinta al óleo con la libertad que le caracteriza, dando mayor o menor cantidad de pasta sobre la tela, en función de sus necesidades y del efecto que quiere conseguir. La técnica es muy ligera en algunas zonas, como en el joven que sujeta el caballo del centro, dejando ver por debajo la preparación de la tela. En otras zonas, más luminosas, como el grupo de soldados vestidos de claro detrás de la llave, es más empastada.
Las pinceladas son cortas y producen un efecto brillante en la armadura de Spínola y el traje de Nassau, los protagonistas; mientras en la grupa del caballo y el hombre de la izquierda son más largas y uniformes. El paisaje del fondo está hecho a base de colores muy diluidos y aplicados en toques breves y rápidos. En este cuadro Velázquez, a diferencia de lo que es habitual en su pintura, utiliza una línea de horizonte muy elevada - aproximadamente a las tres cuartas partes de la altura de la tela-, necesaria, en este caso, para hacer visibles las fortificaciones de la ciudad y los movimientos de las tropas. Se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid un par de dibujos preparatorios para este cuadro, lo cual no es frecuente en este pintor, que solía modificar en el lienzo, sobre la marcha, a medida que iba pintando.
Los dos ejércitos se disponen a ambos lados. El español con las lanzas dispuestas verticalmente. El holandés con sus picas en diagonal en actitud de derrota. Obra de absoluta madurez técnica y conceptual. Logra un equilibrio prodigioso entre la narración y la realización. Enfrenta a vencedores y vencidos en un mismo plano de dignidad caballeresca. Se aprecia un espíritu nuevo de captación de la luz y una sutil contraposición de planos luminosos y coloreados. Ha desaparecido todo recuerdo de la manera caravaggiesca de tratar el volumen iluminado; la materia se ha hecho impalpable. La sensación de vida, de vibración de la luz se ha elaborado no por medios táctiles sino visuales. Se ha suprimido cualquier precisión de contorno, se hace fluida en extremo y comienza a advertirse que, en ocasiones, los pigmentos no cubren la trama de la tela, dejando zonas de preparación visibles.

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